La Digitalización contó con un acelerador circunstancial y completamente inesperado que fue la pandemia. Y sin embargo, aceptando este hecho incuestionable, persisten en pleno 2023 dificultades (¿insalvables?) con relación a la Transformación Digital, tan ansiada por la mayoría de las empresas. ¿Qué palancas no se han conseguido activar para realizar con éxito este proceso transformador?
Por una parte, hay que ser consciente de la necesidad de nuevas competencias digitales, pero esto es solo una pequeña porción de todo lo que implica la Transformación Digital. No se trata únicamente de utilizar los smartphones, sino de adaptarse a nuevas metodologías y herramientas, que te permitan aportar más valor, no sólo en términos de eficiencia o eficacia. Buscar la Innovación.
Solo el talento humano es capaz de generar nuevas ideas, y quizás esta es la piedra angular del problema. Según un informe de Forbes de may23:
“El 75% de las empresas aseguran tener dificultades para incorporar el talento que requieren, cifra que asciende al 84% en el caso de las grandes empresas y al 93% en el caso de las compañías tecnológicas.”*
Yo devolvería la pregunta a las propias organizaciones. ¿Cuál es el talento que requieren? A través de una reflexión profunda y sincera, deberían alcanzar una respuesta clara. ¿Tienen una política clara en la búsqueda de talento, y los requisitos enfocados hacia la estrategia del negocio o simplemente están lanzando una carta a los Reyes Magos?
A menudo te encuentras directivos de alto nivel quejándose de serios problemas en su proyecto de transformación Digital y achacándolos a la escasa implicación de las personas, y a la falta de talento, etc… Casi siempre carencias que afectan a sus empleados y colaboradores. Cuando contactan con nosotros, nuestro primer reto es ayudarles a entender que un proceso de transformación, tal como su nombre indica, implica evolución y “va de personas”. Y en un entorno de incertidumbre y avances tecnológicos tan potentes y rápidos, no viene determinada por un alcance cuantificado en tal o cual herramienta, sino por la aceptación “cultural” de vivir las experiencias en el entorno de trabajo en un modo “vivo” y expectante hacia el cambio.
Todos este proceso requiere un periodo de entrenamiento, y solo la práctica continua, el compromiso con el propósito y el margen al error ayudan a adoptar nuevas herramientas y modos de trabajo.
Abandonar “miedo” y “vergüenza” en un proceso de transición es clave. Y dar tiempo y confianza: ¡El talento también se entrena!